Uno de los focos más importantes del RSE, es el aporte de las empresas en lo social a través del Voluntariado Corporativo. Esta es una de las formas en que, sin lugar a duda, se genera mayor impacto positivo en nuestras comunidades y entorno.
La historia nos cuenta que el voluntariado como tal, durante siglos se asoció principalmente a lo religioso hasta más o menos el período de la postguerra, que adquirió un carácter más bien político.
Hoy en día la idea de este concepto ha cambiado absolutamente y solo radica en la motivación que uno siente, cuando se le mueve el piso, por acoger y contener a otros, entregar un poco de nuestro tiempo y solo amor, da lo mismo la creencia religiosa y política que cada uno comulgue.
En todos los voluntariados que he asistido y presenciado, siempre he llegado a la misma conclusión, es tan poquito lo que uno entrega y tanto lo que se recibe, que definitivamente se engrandece el alma y los resultados en quien recibe esa entrega son tan bellos que a veces me cuesta entender cuando dicen “no, no sirvo para eso”, sin ni siquiera haberlo experimentado. Después de esa respuesta pienso, ¿cuál es el objetivo del voluntariado? ¿satisfacerse uno mismo o dar felicidad al otro? Ahí es donde reafirmo el para qué estoy ahí como voluntaria, porque quiero sacar lo mejor de mi para entregárselo a quien me necesita, pues el único objetivo es ayudar a los demás.
Es cierto, en ocasiones a uno se le recoge el alma, afloran muchos sentimientos y en varias instancias es imposible no dejar correr una lágrima, de pena o de emoción, sin embargo, al enfocar la mente en la sonrisa que di, en el abrazo que entregue y en el brillo de los ojitos de quien acompañé, la sensación es indescriptible, sólo hay que vivirla para saber que se siente.
El Voluntariado Corporativo nos ayuda como colaboradores a desarrollar nuestra empatía, a trabajar todos por un mismo objetivo, a aprender de las experiencias de cada uno y a fortalecer lazos desde lo más humano.
El motivar y entusiasmar a los voluntarios no es tarea fácil, a veces se hace cuesta arriba, sin embargo, luego de escuchar sus experiencias después de una visita, leer sus testimonios, siento que no debo bajar los brazos pues conseguí abrir el corazón de ese otro y que el mismo siga la cadena de valor motivando a sus compañeros de trabajo.