Hoy abrazo a la niña que fui. A esa niña que soñaba con ser libre, con aprender a manejar, con hacer cosas que ayudaran a los demás, con crecer en libertad.
Abrazo a la adolescente que mucho tiempo sufrió bulling, que sus compañeros hicieron sentir fea, golpeando y deformando una autoestima que hoy, con mucho trabajo ha podido de a poco recuperar.
Abrazo la universitaria que en una carrera llena de hombres, se avergonzaba cuando debía hablar en público porque no paraban de molestarla y valorarla no por lo que sabía, sino por cómo se veía.
Abrazo a esa mujer, que a pesar de todo lo que le dijeron (que no podría, que era joven, que era mujer, que tener hijos arruinaría su carrera) siguió y sigue, luchando por sus sueños.
Abrazo a esa mujer cansada y su esfuerzo diario, me permito mirarla y decirle que va bien, que no olvide su propósito, que aunque no todo esfuerzo tenga recompensa en la vida, su mejor recompensa, es estar bien consigo misma.
Abrazo su valentía y abrazo su coraje, abrazo fuertemente su necesidad de creerse omnipresente y abrazo su pena, cuando se frustras al darse cuenta que no es así.
¿Por qué tanto abrazo? Porque sé que han habido momentos que te has sentido sola y hoy te das cuenta que no es así, que tan solo, te faltó encontrarte y comprender que el secreto está en querer, pero en primer lugar, quererte a ti.
Smartwoman reflexiva que en ocasiones se tienta con volver a ser superpulpowoman.
Comments