Hoy decidí escribir sobre este tema que vengo persiguiendo algunos meses ya que el mecanismo y la sintonía que tienen ambos temas me parece sensacional.
Empezaré explicando que significa esta nueva palabra que últimamente se está escuchando con mayor frecuencia en las redes sociales “el metaverso” o para algunos conocidos como el “ciberespacio” unión de dos tecnologías como la realidad virtual y la realidad aumentada, ¿te suena alguna de ellas? Pues bien, esta integración ha traído en esta última década un revuelto que permite personalizar los contenidos de una clase de tal manera que parezca estar inmerso en ella sin estarlo, ¿loco no?
Pero, ¿Cómo podemos lograr que nuestros alumnos, aprendices o participantes se involucren y aprendan con esta tecnología?
No es difícil, puesto que de alguna manera nuestros estudiantes ya están inmersos en ellos con el uso del Facebook, los videojuegos, las reuniones virtuales, la elección de un avatar, entre otros. Sin querer y cada vez más, nos hemos ido involucrando con este tipo de herramientas que han orientado a ser parte de ellas.
Esta nueva tecnología logrará que nuestros estudiantes vean de cerca lo que no pudieron hacer nuestros abuelos en todo lo que significó su vida. Proveerá un acercamiento de otras realidades lo que le permitirá compararlas, analizarlas y dar una respuesta frente a una situación sin correr el riesgo de equivocarse. Asimismo, podrán socializar con otros alumnos generando experiencias colaborativas, aprenderán haciendo y lo mejor de todo de una manera más rápida y eficiente. Por ejemplo, si nos ponemos a pensar que para aquellos que tuvieron que estudiar medicina, para tener un sujeto de estudios, tenían que usar cadáveres y trabajar con ellos, pues ahora con el metaverso se podrá ver un cuerpo herido e intervenir en él sin esperar que nadie muera…así podría seguir poniendo ejemplos y no terminaría de listar el sin fin de cosas que podemos encontrar como beneficios para enganchar a nuestros estudiantes y lograr que mejoren sus experiencias de aprendizaje. ¿Qué te parece?