Aunque a veces cueste reconocerlo, hay aspectos y momentos de nuestras vidas personales y/o profesionales en los que podemos sentirnos estancados o atrapados. Al respecto, no hay porque reprocharse, cuando a uno le invade esa sensación de estar bloqueado, de no tener un rumbo claro o tener un gran nudo, lo último que se necesita es recriminarse, lo que es muy diferente a "reflexionar" sobre ¿Cómo es que llegamos a esa situación? para capitalizar ese "aprendizaje" y empezar a "movilizarnos" a la acción.
Desde mi propia experiencia, me gustaría comentarles 2 herramientas que me ayudaron a descubrir donde estaba el nudo y como empezar a desatarlo:
1. Examinar si hay alguna parte de nuestras vidas a la que no le estamos dedicando tiempo o le damos muy poca atención; si bien no existe el equilibrio perfecto, es importante encontrar el balance que nos haga sentir bien. Un ejercicio interesante, que quizá hayan escuchado o realizado, es el de la rueda de la vida, muy aplicado en el mundo del coaching, y que considero recomendable repasar con cierta periodicidad a manera de "autoevaluación", a fin de asegurar no perder nuestra armonía; por lo general se aborda en función a 08 áreas de la vida, y podemos categorizarlas en 04 elementos importantes: Físico, Emocional, Espiritual, Intelectual.
2. Una vez que se tiene claridad de en qué área(s) o elemento(s) de nuestra vida hay un nudo que no nos permite avanzar, podemos aplicar el Círculo de la Influencia de Stephen Covey. Se trata de poner al centro de un círculo todas aquellas cosas sobre las que sentimos que tenemos control o influencia, y fuera de él, en un círculo exterior, colocamos aquellas que pueden causarnos preocupación. ¿Para qué hacer este ejercicio?, pues para poder tomar conciencia sobre aquellas cosas que nos preocupan y sobre las que podemos tomar acción, logrando ampliar cada vez más nuestro círculo de influencia; muchas veces puede tratarse de cambiar nuestra actitud frente a los problemas.
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