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La edad no es un límite

Somos la suma de nuestras experiencias, vivencias, aprendizajes, de todo lo que hemos sabido capitalizar y que podemos poner al servicio de otros, con la familia, las amistades, en el trabajo, con todas aquellas personas con las que tenemos la suerte de conectar y compartir.


Muchas veces el poder tomar una decisión difícil, comunicar algún tema delicado, saber dar reconocimiento de manera oportuna, atrevernos a dar un consejo, sentir la confianza de poder manejar una situación, se debe a todo eso que hemos venido ganando a través de los años.

Y curiosamente son los años los que en algunas ocasiones pueden jugar en contra, vivimos en una sociedad en la que parece que aún no se han dado por enterados que actualmente el promedio de esperanza de vida (según la OMS) es de: 69,8 años para los hombres y 74,2 para las mujeres, y a pesar de la pandemia y otros males, ese número sigue subiendo, y en mayor porcentaje en el caso de las mujeres. Sin embargo, los sesgos respecto a hasta qué edad podemos trabajar o recibir un crédito, nos hacen ver que sobre estos temas nos hemos quedado estancados en el siglo XX.


Creo que ninguna de nosotras quiere sentirse obsoleta, ni que la etiqueten de ninguna forma por el hecho de ser mujer y haber pasado la barrera de los XX años. Hace poco más de un mes mi madre cumplió 60, y es una de las personas más activas que conozco, es una emprendedora innata, toda su vida ha sabido cómo generar sus propios ingresos, veo su nivel de energía y toda la experiencia ganada, pero no puedo evitar pensar en que así como ella, muchas mujeres quizás en una de las mejores etapas de sus vidas, tienen dificultades para encontrar empleo, ser promovidas, o acceder a algún financiamiento para poder seguir siendo productivas para ellas mismas y para la sociedad.


Tenemos la gran responsabilidad de contribuir en que se rompan los juicios respecto a la edad, podemos empezar hablando sobre el tema, estoy segura de que más de una conoce a alguien como mi madre, quizás a nosotras mismas nos haya tocado experimentar alguna situación similar, y seguro también conocen casos de éxito, sería excelente poder compartir todas esas historias.


En esta ocasión las invito a ser promotoras de un cambio de paradigmas, para que todas podamos seguir contribuyendo en nuestras comunidades, con la sociedad, con el país, etc.… sin que nadie nos ponga límites por la edad, mientras nos sigamos sintiendo plenas.

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