Hoy estaba triste…mis niños enfermos (el no uso de mascarillas ha causados estragos y una puerta de entrada a los bichos respiratorios que había olvidado) con un poco de fiebre y yo con compromisos difíciles de eludir. ¿Qué hago? Mi marido me dijo “tranquila, yo me organizo, los cuido”. Me sentí tan apoyada…y culpable.
Culpable…Sara ¿hasta cuándo te sentirás culpable? Creo que es una batalla diaria, difícil decir hasta cuándo…porque habrán situaciones dónde sentiré que soy una impostora, que me cuestionaré por qué no pude dar más, porque sentiré que mis hijos me pueden dejar de querer…y no es así. Me ven y sus caritas se iluminan, me llenan de besos, se pelean por estar conmigo…
¿Por qué me sentí culpable si mi compañero iba a hacer lo que las mujeres han hecho toda la vida? Porque es mi rol, soy la mamá…el machismo que yo misma me pongo encima…ese patriarcado que me impone culposos pensamientos…¿acaso no está bien que el papá cuide a los niños enfermos?…y está perfecto! ¡Eso hacen las parejas modernas! Ser ambos responsables de sus hijos…¡culpa, vete de aquí! ¡Te imploro que me dejes vivir en paz! Te despido, con el súper poder de la corresponsabilidad, mi mejor arma contra ti, es analizar y tener la capacidad de mirar y darme cuenta que no tengo nada que perdonarme…solo debo, organizarme. Lo estoy haciendo bien, estoy haciendo o tratando de hacer lo que mejor puedo…me abrazo y dejo de exigirme tanto…duermo en paz, tú también duerme en paz, ¡lo estás haciendo bien!
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